La Mare de Déu de Canòlich «le ha allanado el camino» hacia el cielo, como decía Montserrat en su poesía que figura en el retablo del oratorio de Canòlich

En la madrugada del domingo 13 de octubre falleció Montserrat Marfany, madre de Miquel y Carlos Álvarez Marfany, que tanto han ayudado a la Asociación de Amigos del Camino de Pallerols de Rialb a Andorra.

En especial Carlos ha participado activamente en las muchas actividades que la Asociación ha organizado en Andorra. Entre estas actividades destacan las siguientes:

– Aplec de San Josemaría en los prados y la borda que la familia Álvarez Marfany tiene en la zona del Gastó, en Fontaneda.

– La construcción del oratorio de la Virgen de Canòlich que hay cerca de esta borda y por donde en 1937 pasó San Josemaría al llegar a Andorra. El oratorio fue bendecido en el año 2015 por los arzobispos Pujol y Vives de las diócesis de Tarragona y Urgell.

– La carrera nocturna «Rosa del Nord».

– La visita que en 2012 hizo en Andorra el prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, con motivo de la bendición de la estatua de San Josemaría que figura junto al antiguo retablo barroco de la iglesia parroquial de Sant Julià de Lòria.

– Las «Jornadas de Caminos de Libertad» organizadas en Andorra.

– Y muchas actividades más relacionadas con el paso de San Josemaría Escrivá por Andorra.

Montserrat Marfany era una gran devota de San Josemaría a quien acudía a menudo y trataba con gran confianza. Suyos son los versículos que hay escritos en el retablo del oratorio de la Virgen de Canòlich. Dicen así:

Una filera de flors

totes grogues i rodones

vora la porta de casa

he trobat aquest matí.

Més amunt igual renglera

fins arribar a l’ermita

veient a vostra mà

unes quantes de marcides.

Si que heu estat matinera

estimada mare nostra

fent-nos un camí plaent

amb roses del vostre nom.

Seguro que la Virgen «le ha hecho un camino placentero» y que junto con San Josemaría está ya en la Patria del cielo que tanto ansiaba, embelesada ante Aquel que es la Belleza que nunca sacia.

¡Gracias Montserrat por tu ejemplo de fortaleza y dulzura, virtudes de una verdadera mujer cristiana, enamorada de Jesucristo y su madre Santa María!