Reflexiones de un geólogo itinerante
La caminata entre las Masies de Nargó y el valle de Cabó, pasando por Fenollet, transcurre en gran parte por el término municipal de Coll de Nargó. Me atrevo a decir que es una excursión de película. Y es que en ese territorio se halla uno de los enclaves de dinosaurios más importantes del mundo. En los alrededores de Coll de Nargó hay, en efecto, múltiples huellas de la presencia de esos grandes reptiles, que Michael Crickton describió tan magistralmente en su libro “Jurassic Park”. Basándose en esa novela, Spielberg se encargó poco después de inmortalizar en el cine a esos inquietantes monstruos. En fin, una excursión de película, como ha quedado dicho.
Los yacimientos de dinosaurios de Coll de Nargó, que son particularmente ricos en huevos y nidos, nos ayudan a entender un poco cómo era el mundo a finales del periodo Cretácico, o sea, hace unos 65 ó 70 millones de años. Los paleontólogos creen que los últimos dinosaurios se extinguieron al finalizar el Cretácico. Pero no solo se extinguieron los dino’s, sino otras muchas especies, tanto en los continentes como en los océanos. Para nuestra tranquilidad, aquellos enormes reptiles desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos; con ellos, desaparecieron también otras muchas especies, como los ammonites, que eran los moluscos marinos por excelencia. Los primeros hallazgos de ammonites, en Inglaterra, llevaron a pensar a sus descubridores que eran culebras enroscadas y petrificadas, pero pronto se dedujo que en realidad eran invertebrados, una clase de moluscos cefalópodos, parecidos a los calamares, pero con una concha externa, como los caracoles.
Al poco de salir de las Masies de Nargó, donde nos hallamos sobre terrenos sedimentarios (areniscas) del Cretácico, enseguida se desciende hasta el fondo del valle excavado por el río Sallent Ver Foto 1. Panorámica entre las Masies de Nargó -a la izquierda de la foto- y
Aquí se hacen muy evidentes las terrazas fluviales, a ambos lados del río, que forman como una alfombra formada por los sedimentos más recientes de la zona. Pronto se vuelven a pisar las areniscas del Cretácico. Poco después, ya de subida, se divisan con claridad las margas azules del Cretácico, que aparecen intensamente erosionadas por las aguas de escorrentía superficial. Las cárcavas y barrancos van conformando un paisaje característico que los geólogos conocemos como bad-lands, o sea, malas tierras. Ver Foto 2: Cárcavas y barrancos en el valle del río de Sallent
A lo largo de esta subida podemos contemplar también las espectaculares crestas calizas del Jurásico que se alzan en dirección a Montanisell. Alguno de esos salientes asoman entre las margas, recordando un poco la inquietante aleta dorsal de los tiburones. Pronto pasaremos entre dos de esas aletas, aprovechando una canal parecida a la que nos permitió la subida del Aubenç. Ver Foto 3: Cresta calcárea del Jurásico
Después de aproximadamente una hora de subida desde el río, nos encontramos de frente con unas cornisas calcáreas, con su característico color entre grisáceo-azulado y rojizo. ¡Son como las muelas de la montaña!… Se trata de rocas de origen marino (principalmente calizas, algunas con bastante contenido fosilífero) del Jurásico. Eso significa que hemos dado de nuevo un salto atrás en el tiempo. Aunque la sierra que tenemos por delante parece infranqueable, hay pequeños desfiladeros o canales que permiten atravesarla sin problemas. A lo largo del camino de subida vemos con frecuencia superficies de roca caliza con acanaladuras y crestas cortantes: es el resultado del desgaste químico que causa en estas rocas el agua de lluvia a lo largo del tiempo. Esta forma de meteorización es lo que los geólogos llamamos lapiaz. Ver Foto 4: Sierra de rocas calcáreas del período Jurásico, y Foto 5: Lapiaz en rocas calizas del Jurásico
La subida zigzagueante, entre derrubios rocosos de todos los tamaños, nos sitúa al cabo de un rato en las inmediaciones de
Desde el collado que hay entre Montanisell y
Los pinares de pinassa y de pino rojo, que en la cara sur eran más bien escasos, pasan a dominar ahora, a medida que descendemos por la cara norte en dirección a Fenollet. Ver Foto 8: Bosque de pino y roble
Los materiales del valle que nos aproxima a Fenollet son evidentemente calcáreos, en su mayor parte, con un cierto predominio de margas y margocalizas. Estas rocas, al ser menos resistentes a la erosión, han facilitado la labor erosiva de los agentes geológicos (como los ríos). Casi todos los materiales que afloran en este valle son del Cretácico inferior, lo que nos retrotrae en el tiempo a unas edades que oscilan entre los 100 y los 120 millones de años. Muy fosilíferos, por cierto.
La subida a la montaña de Santa Fe comienza a la altura de Fenollet sobre calizas, para pasar posteriormente a discurrir sobre margas y dolomías de colores ocres Ver Foto 9: Fenollet y
Desde la montaña de Santa Fe se puede contemplar una estampa extraordinaria de la sierra de Ares y, a sus pies, la cuenca de Organyà. Esa sierra es muy apreciada por los geólogos, pues los materiales del Cretácico inferior que la forman alcanzan aquí el espesor más importante de todo el Pirineo (más de
… Pero de esa historia trataremos en la próxima excursión.
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Molt interessant tot plegat!!
Si disfrutem llegint-ho i aprenem un munt…no us podeu imaginar el que és anar caminant gaudint del paisatge i de l’explicació de l’Octavi. Gràcies un cop més per ampliar els nostres horitzons!!
Enhorabona per el treball! Quina pena no haver-hi anat
Un cop més : enhorabona !
¡Cómo vais mejorando lo que parece insuperable! De 1 vez a otra qué buenos comunicadores, yo me conformo de poder participar por este método y ¡lo agradezco!
Un treball fantàstic, i unes fotografies molt il.lustratives.
Gracias Octavio.