Desde Portugal, 5 días de estancia en la zona de Pallerols i Andorra

En dos furgonetas de 9 asientos, un grupo bien cohesionado salió de Xénon, un centro del Opus Dei en Lisboa (Portugal), dispuestos a pasar 10 días en tierra extranjera.

El objetivo era participar del viaje que hizo San Josemaría en 1937, durante la Guerra Civil española, cuando abandonó el país para continuar el Opus Dei en una zona donde pudiera ejercer en libertad su tarea sacerdotal. Queríamos seguir los pasos de un santo, en un momento clave de la historia de la Obra, y aprender de estos relatos a vivir nuestra vida cristiana con más fuerza.

El viaje comenzó el 23 de julio, con 18 participantes: 16 de Portugal y 2 que se añadieron en Barcelona.

Pallerols es un lugar sorprendente: 4 casas en la cima de un cerro aislado, en una zona montañosa de Catalunya. Además de la belleza, esconde una pequeña parte de la historia del Opus Dei, que queríamos descubrir. San Josemaría llegó a este lugar en el otoño de 1937, con algunos de los primeros miembros de la Obra. A través de los relatos de la aventura que estamos leyendo estos días, recogidos en el libro «Camino de Liberación», nos hemos dado cuenta de que el grupo que en esta aventura acompañaba a San Josemaría estaba muy unido, ayudando al fundador de la Obra a mantenerse a salvo en una zona del país donde los sacerdotes eran perseguidos, seguros de que estaban cumpliendo la voluntad de Dios.

Pallerols fue nuestro campo base de operaciones, donde permanecimos 5 días y desde donde fuimos a otros lugares del camino hasta Andorra.

Después de instalarnos, fuimos a cenar a la Fonda La Masia, de Peramola. Una auténtica sorpresa gastronómica en calidad y cantidad! Después, a dormir en Pallerols.

Al día siguiente, tuvimos el primer contacto con las experiencias de San Josemaría en Pallerols. Por la mañana tuvimos la oportunidad de escuchar una explicación detallada, que nos hizo Ramon, sobre los primeros pasos de esta historia: la llegada de los fugitivos, la noche de la angustia de San Josemaría, el don del cielo que confirmaba su camino hacia Andorra. Hemos podido estar en todos estos lugares, ahora recuperados por la Asociación de Amigos del Camino de Pallerols de Rialb a Andorra.

Este primer día caminamos unas 4 horas, siempre al sonido de algunas canciones.

El siguiente día fuimos a la Ribalera, donde San Josemaría celebró la última misa de la travesía. Es un lugar inhóspito donde los fugitivos pudieron descansar esperando al guía principal de la expedición, que en 4 noches los llevaría hasta Andorra.

Esta jornada acabó siendo un poco larga, especialmente por el rescate que hicimos a mitad de camino! Todos nos divertíamos mucho escuchando el eco de la propia voz al rebotar en los valles, cuando de pronto se oyó otra voz más fina y delicada. Parecía que unas chicas pedían ayuda. Todos llevábamos el traje del príncipe encantado y, como héroes, imaginamos varias posibilidades: están perdidas, están heridas, han tenido que pasar la noche aquí? … Vamos a salvarlas!

Las encontramos pronto, pero como que estaban en perfectas condiciones -después de saludarlas- continuamos nuestro camino hacia Andorra. Allí visitamos la iglesia de Sant Julià de Lòria, donde el día 2 de diciembre de 1937 San Josemaría hizo la visita el Santísimo Sacramento al llegar a este país de libertad, libre ya de todo peligro.

Otro día fuimos a bañarnos al pantano de Rialb y navegamos con unas barcas que hay allí. Al volver de noche a Peramola nos presentaron una magnífica cena: cordero. José, de la Masía, nos explicó con detalle cómo había sido preparado desde anoche.

En el camino a casa, pudimos contemplar uno de los cielos estrellados más bellos de Europa.

El último día de estancia en Pallerols hicimos una etapa muy dura: la subida a Ares. Casi 1.000 metros de desnivel. Nos informaron ampliamente sobre la dificultad de la subida, el ritmo que deberíamos llevar, la calor que haría, etc. Nos aprovisionamos con mucha agua, pero todavía nos faltó.

El descenso fue largo y complicado. Estábamos contando las caídas una por una, como en un concurso. El día terminó comiendo helados. Fue la última noche en Pallerols. Algunos durmieron al aire libre.

Adiós Pallerols, hola Barcelona. Volvemos por los pueblos de Cataluña y fuimos al Club Daumar, un centro parecido al nuestro de Lisboa. Una ducha y una comida rápida porque teníamos que llegar a la Sagrada Familia a tiempo. La visita a la iglesia de Gaudí fue impresionante. Vale la pena.

Por la mañana salimos de Barcelona hacia Torreciudad, un santuario mariano cerca de Barbastro, el pueblo donde nació San Josemaría. Allí tuvimos meditación y misa en el oratorio de la Sagrada Familia.

La expedición resultó un éxito. Todos llegamos felizmente al Xénon. Un viaje con muchas cosas que contar y, sin duda, repetir.