Descansando 9 días en Andorra

En las noticias publicadas anteriormente hemos podido seguir las dolorosas experiencias y las duras marchas a lo largo de 100 Km hasta llegar a Sant Julià de Lòria, el 2 de diciembre de 1937.

Andorra fue efectivamente para ellos, como para muchas otras personas, un lugar de acogida, de refugio y de libertad; por esto cuando san Josemaría recordaba estos sucesos hablaba siempre de ellos como «nuestro camino de liberación».

A causa de una fuerte nevada tuvieron que permanecer en Andorra del 2 al 10 de diciembre, día en que finalmente pudieron salir por la frontera francesa del Pas de la Casa.

Los nueve días que permanecieron en Andorra significaron para el grupo un magnífico descanso, después de la paliza de los días anteriores. Hemos de tener presente que desde el 18 de julio de 1936 llevaban diecisiete meses perseguidos, mal alimentados, con intensos sufrimientos interiores y exteriores.

De los diarios que escribían se deduce lo siguiente:

– En Andorra pudieron descansar y comer dignamente en el Hotel Palacín (hoy se llama Hotel Siracusa) de Escaldes-Engordany.

– Ocupaban cuatro habitaciones de dos camas, algunas de las cuales daban al río y otras a la calle, según se deduce de los documentos históricos que tenemos. Se distribuyeron de dos en dos: San Josemaría y Juan Jiménez Vargas, Pedro Casciaro y Francisco Botella, José Ma Albareda y Miguel Fisac, Manuel Sainz de los Terreros y Tomás Alvira. En el mismo hotel Palacín vivían también por aquellos días algunas de las personas citadas en el Diario: el coronel René Baulard que era el jefe de las fuerzas francesas que aseguraban el orden en el Principado, así como el guía de la expedición Josep Cirera que habitualmente se alojaba en este hotel.

– San Josemaría celebró la Santa Misa cada día, en las iglesias de Escaldes o de Andorra la Vella, además de los oratorios que los padres Benedictinos de Montserrat tenían en Escaldes y también en el oratorio que tenían las monjas de la Sagrada Familia.

– Prácticamente cada tarde iban a Andorra la Vella para visitar a Mn. Lluís Pujol, arcipreste de Andorra, que les atendió siempre de maravilla. Tenían con él unas agradables tertulias, mientras se calentaban junto a la chimenea y les invitaba a comer la auténtica coca andorrana, café y tampoco faltaba nunca una copa de anís.

El día 3 de diciembre, sábado, José María Albareda escribe en el Diario:

Primer despertar en lecho con sábanas, y al repicar de una campana. El desgaste físico ha sido tan brutal, que hacía falta este largo dormir de diez o más horas, dormir macizo, hondo, restaurador. A las ocho, nos levantamos tras el «Pax», que nos ha dicho el Padre. Y vamos a la Misa que el Padre celebra, en la iglesia de Escaldes. Es la primera Misa que oímos en una iglesia; y este retorno a la normalidad litúrgica llena de emoción.

El día 5 de diciembre, domingo, Pedro Casciaro escribe en el Diario:

La visita nuestra al Arcipreste duró cinco horas y pasamos la tarde agradablemente. Regresamos a Escaldes, nos despedimos, y comenzamos cada uno en su cuarto (los cuartos eran de dos) a desvestirnos de aquellas prendas que llevamos sobre nuestros cuerpos tanto tiempo… : tenemos verdadera penuria de ropa; ni aún siquiera dos mudas tenemos cada uno; todo ha ido quedando en el camino.

El día 10 de diciembre, viernes, José María Albareda escribe en el Diario:

Este día parece que va a tener especial interés, porque al fin se decidió anoche salir de Andorra.

La hora señalada, para salir en autobús, es la de las siete y media. Nos levantamos a las seis, para que celebre el Padre la Sta. Misa en la parroquia de Escaldes a las seis y media.

Salimos, por fin, de Escaldes. Arriba, arriba, hay que llegar al puerto a 2.400 ms. de altura.

En Soldeu el autobús no pudo continuar a causa de la nieve. Y continuaron a pie por la carretera nevada. Hasta el Pas de la Casa, entrada en Francia, en que esperará otro autobús, hay unos 13 kilómetros.

Al principio hay poca nieve, se ven bien los indicadores de kilómetros y hectómetros, y hay una senda abierta. Luego hay más nieve, no se ven los mojones que señalan la distancia. Se hunde toda la rodilla en el mullido suelo.

Ascendemos, hincando las rodillas y aún el muslo en unas huellas profundas.

En el Pas de la Casa espera un autobús de unas 14 plazas, en el que nos comprimimos los veintitantos. Y a Hospitalet.

Revista de equipajes. Control de documentación. Esto dura desde las dos hasta las cinco y pico.

Ha anochecido y siguieron el viaje hasta St. Gaudens, adonde llegaron cerca de las diez de la noche pernoctando en el Hotel Central.

Al día siguiente, 11 de diciembre, sábado, san Josemaría celebró Misa en el santuario de Lourdes, y continuaron el viaje hasta la frontera franco-española de Irún.

Nota.- Para poder leer directamente los documentos históricos que narran la estancia del grupo en Andorra y que están recogidos en el Diario que redactaban ellos cada día, podéis ir al libro Camino de Liberación de las páginas 135 a 191, donde encontraréis además muchas fotografías de los lugares donde estuvo san Josemaría durante estos días, así como planos para recorrer estos lugares.