En la homilía, el arzobispo de Urgell glosó las lecturas del día -segundo domingo de Adviento- y remarcó que el Adviento es un tiempo de consuelo y de esperanza ya que en la persona de Jesús, Dios ha venido, viene y vendrá para nuestra salvación.
Con relación al beato Álvaro hizo un repaso de su vida y destacó algunos aspectos de su vivir santo:
1.- Fue un hombre fiel, y por tanto también discreto, delicado, gozoso.
2.- En él se hizo visible un aspecto fundamental del espíritu del Opus Dei, que la sencillez y la vida ordinaria son camino seguro de santidad.
3.- Mantuvo siempre un gran amor a la Iglesia, "a la que sirvió -como ha dicho el Papa Francisco- con un corazón despojado de interés mundano, lejos de la discordia, acogedor de todos y buscando siempre lo positivo".
4.- Por último, destacó su serenidad. Citó a Mn. Francesc Faus, hijo de Guissona -del Obispado de Urgell- que desde hace muchos años trabaja apostólicamente en Brasil, y que ha dedicado al beato Álvaro una "Novena de la serenidad", con estos nueve puntos:
• La paz de los hijos de Dios
• La paz que proviene de la oración
• La humildad fuente de paz
• La serenidad en la enfermedad y el dolor
• La serenidad en las contrariedades
• La paz que nace de la fidelidad
• Paz, paciencia y mansedumbre
• La paz del corazón que perdona
• Transmitir la paz a los demás
Por otra parte, el Dr. Antoni Pujals recordó que el beato Álvaro -siguiendo fidelísimamente la enseñanza de san Josemaría- escribió: "nosotros tenemos que servir a la Iglesia santa con toda nuestra alma". Por eso con la ayuda del beato Álvaro renovamos hoy el propósito de servir a la Iglesia, cada uno desde su lugar de trabajo, desde su hogar, cumpliendo los deberes ordinarios. Y lo queremos hacer en plena comunión con nuestros pastores, los muy queridos papa Francisco y el arzobispo Joan Enric.
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